jueves, 14 de abril de 2011

La Buena Moza.



Aunque han pasado meses de la presentación de la novela "La buena Moza", de mi buen amigo Miguel Ángel Galguera, es ahora cuando comienzo este Blog, y aunque tarde,  debo dejar reseña.Y más porque algo tengo de mi mano en el libro, pues diseñé sus tapas ilustrando su portada con una de las recreaciones de mi trabajo "Paisajes con Alma", aun inédito: el derrribo de la torre por la que sentimos una pequeña pasión compartida.

El evento, amenizado por las añoranzas de Celso Almunia, fue recogido por los medios locales.

Así escribió Europa Press: 

El autor asturiano afincado en Valladolid Miguel Ángel Galguera rinde homenaje a Valladolid en su última novela, 'La Buena Moza', que aúna historia y viajes en el siglo XIX y que se presentó  en el Museo Patio Herreriano de la ciudad.

 'La Buena Moza' es el nombre con el que se conoce la torre de la catedral de Valladolid caída el 31 de mayo, Lunes de Pentecostés, además de co-protagonista de esta historia, en la que comparte reparto con Francisco González, preso gallego condenado por homicidio que se ofreció para concluir su derrumbe.

Galguera reconoció, en declaraciones a Europa Press, que acude a la caída de la torre de la catedral, el destino de los campaneros que residían en ella --Juan Martínez no llegó a caer pero su esposa Valeriana tuvo que ser rescatada de entre los escombros 30 horas después de los hechos-- y la figura de González para crear una historia en la que entrecruza la realidad con la ficción de la vida del reo gallego.

Desaparecido hasta de los propios archivos de la catedral, González se erige en protagonista de la novela, segunda de la 'Trilogía del Amargor' --la primera fue 'Los Locos de la Costanilla' y la tercera, sin publicar pero ya escrita es 'El Motín del Pan'--, y su participación en el derrumbe total de la torre a cambio de la libertad.

Condenado por homicidio, Galguera se acerca a este personaje y recrea su vida desde los 16 años, cuando salió de su casa de Orense, hasta el momento en que llega a Valladolid y, "muy desesperado", se ofrece para realizar una obra que concluyó el 2 de enero de 1842.

Sus andanzas, su aprendizaje, las personas con las que se cruza en el camino y su destino final en Valladolid conforman la historia de González, protagonista de una obra a caballo entre la historia y el libro de viajes y que, como su autor reconoce, es un libro que "contiene otros libros".

La obra constituye también un homenaje a Valladolid, ciudad en la que reside desde 1974 y que permite conocer la ciudad "que no se ve", la ciudad redonda que aparece en los antiguos mapas y que esconde al Esgueva bajo los adoquines.

A ver si de un último empujón concluye la trilogía con el "Motín del Pan"y damos oportuna noticia.


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