jueves, 28 de abril de 2011

Pobre casco antiguo.

Ya sabemos el desapego ciudadano para con los pocos vestigios de arquitectura urbana antigua que nos quedan. Y más si no existe una normativa que conduzca a recuperar el aspecto original, siquiera del exterior de los edificios cuando se rehabiliten. Peor aún; la arquitectura moderna ha cubierto muchas venerables piedras de estructuras y ventanas metálicas, claraboyas de plástico y pinturas de colorines.

Tampoco se respetan los entornos: zonas de arquitectura modernista y art deco con mobiliario urbano de la guerra de las galaxias y complejos de arquitectura herreriana a los que se han adosado modernos tochos de hormigón y piedra, que donde lucen es en Parque Alameda. No cuesta tanto hacer un edificio con las magníficas características técnicas modernas, pero con un diseño, también moderno, que armonice con el entorno y cuatro elementos decorativos.

Las actuaciones urbanísticas deberían amoldarse a los edificios y no al revés: contenedores de basura subterraneos en toda la puerta de la iglesia de las Salesas o en la del colegio de las Teresianas. En fin...un poquito de cuidado.

Volviendo al tema. Siempre he defendido que el monumento más siginificativo de la ciudad son los soportales. Forman un bloque con la Catedral, la Vera Cruz y las Angustias, y simbolizan los renacimientos de Valladolid del incendio pavoroso y de la huida de la Corte. Quedan pocos edificios del proyecto de Francisco de Salamanca. Hasta hace poco, el edificio de la Fuente Dorada con esquina a Cánovas del Castillo, que ha sido rehabilitado, conservaba en su fachada norte su diseño original de ladrillo con las ventanas dobles en el último piso. Incluso tenía  una carpintería de balcones realmente antigua en algunos de ellos. La fachada fué derribada, no rehabilitada. Con lo bonito que hubiera sido conservar ese recuerdo.

                                    En la foto remarco con azul las ventanas originales.

No sé cuantas fachadas originales se conservan aún bajo los revoques de yeso posteriores. Pocas, creo.
De momento, el edificio que a la actualidad se rehabilita entre las calles Vicente Moliner y Matías Sangrador tiene también su estructura original, pero ya han tapiado las ventanas superiores para hacer la "restauración" de turno. Por lo menos no las han derribado.


He remarcado en rojo las ventanas originales. que se ven mal en la
foto por culpa de la malla que roidea el andamio.

Anda que no es ancha Castilla, que siempre tienen que venir a atacar al casco antiguo.

miércoles, 27 de abril de 2011

El Cotilla.

Mi amigo el Cotilla llevaba un siglo intentado oír algo. Pardiez que he intentado saber qué. Mi amigo contrató empleo de gárgola al lado de la torre de la Antigua, por si en las alturas oía mejor. La cabeza alta, los ojos abiertos y la mano derecha haciendo bocina sobre la oreja,  apuntando al poniente, quizá al noroeste, a Santiago. Siempre atento, esperando…

Desde chaval creí que la gárgola era medieval; de mayor, seguí creyéndolo al estar en una parte del templo que conservaba sus piedras originales. Pero al consultar con gente del Departamento de Historia del Arte de nuestra Universidad (gracias Mª Antonia Fernández del Hoyo y Julia Ara Gil) resultó que el Cotilla se hizo durante la restauración de principios del siglo veinte.



Pero hasta entonces me creía ante un romántico misterio medieval.  Consulté la simbología románica y gótica, en la que nada es dejado al azar. Encontré que las gárgolas con forma humana  pueden representar las almas de los condenados, encaramados a las paredes de los templos a los que ya que no pueden entrar,  y su actitud simboliza el pecado cometido. ¿Era nuestro amigo un espía, un murmurador, un traidor? Indagué la historia local. Nada encontré en concreto, Sólo los momentos  convulsos que se vivían en los tiempos en que supuse tallada la gárgola: en el siglo XIV durante el  reinado de Alfonso XI, casi a la muerte de la reina María de Molina, brava mujer  como otras reinas de Castilla, que tuvo que lidiar durante la regencia de dicho rey, su nieto, contra conspiradores y nobles levantiscos. Entre ellos, don Juan Nuñez de Lara,  Don Juan de Haro el tuerto, don Juan Manuel y otros tantos… ¿Sería nuestra gárgola el alma de alguno de ellos encerrada en piedra?



Debo confesar que la pequeña gárgola me cautivó con su pequeño secreto que yo creía de quinientos años. Y que conste que me siguió cautivando incluso al saber que sólo tenía un siglo. Pero ahora sí que ya no importa. Coincidiendo con la última restauración de la Antigua, mi Cotilla ha perdido su manita de piedra y con ella su misterio. No se si ha sido una mala actuación, un accidente o se desprendió sola. El caso es que mi Valladolid ha perdido otro más de sus secretillos con encanto. Ya tenemos otro puñetero rincón con fantasma y nadie se ha dado cuenta;  así nos importa nuestro patrimonio.

Intentaré que esta perdida sea publicada en los Paisajes con Alma.

Ephimera.


Aunque este blog está más que nada dedicado a Valladolid, aquí van las tentaciones de fray Juanín, sus monstruos y cavilaciones. Un proyeto de exposición sobre a lo que todos damos vueltas. El sentido de la vida.


Limitada a veinte imágenes, que podrían ser veinte millones.
Orientada hacia lo onírico, que me dejo llevar por las ganas de salir. Del mundo, de mi.
Cavilaciones sobre el mito de Eros y Thanatos, caricias y golpes que nos llevan al final. Que nos esculpen.
Apelaciones al sueño de la razón. Absurdos.


No se cuando acabaré ni si se llegará a exponer, pues un autor, a base de ser sincero, se termina desnudando.
Y a nadie le gusta que vean sus entecas carnes a foco puesto y en la puñetera rue.


Supongo que lo haré.



martes, 26 de abril de 2011

Paisajes con Alma.


Como comenté en la entrada dedicada a los Rincones con Fantasma, estamos ultimando su segunda parte, titulada Paisajes con Alma. Es así, pues ya no son rincones o edificios concretos los que se resucitan informáticamente, sino paisajes urbanos desaparecidos.

Crea el lector que siendo siete paisajes y algún que otro rincón, han dado tanto trabajo como el montón de rincones con fantasma. Y es que yendo todo en una imagen, el lector se toma el caramelo de un sólo bocado y puede saber a poco.


Como obra abierta que es, busqué colaboradores que pudieran saber más sobre cada Paisaje, y no sólo encontré autores dispuestos y expertos, sino nuevos y buenos amigos. Y sepa el lector el montante de lo que han cobrado,tanto un servidor como los colaboradores: nada.

Y es que si puedo desde la pequeña tribuna de mi obra, contribuir a la pucelana cultura aunando plumas de todas las disciplinas culturales, lo haré. Si los hados quieren, seguiré resucitando ayeres y dando la vara a todos los entendidos. Pero no tenga prisa el lector, pues es labor de uno sólo y mal andan los tiempos.


En esta obra colaboran: José Luis Alonso Ponga y Pilar Panero García, de la Cátedra de Estudios sobre la Tradición de la UVa, José Altés Bustelo y Javier Pérez Gil, profesores de arquitectura de la UVa , Javier Burrieza Sánchez, historiador, Miguel Ángel Galguera Fernández, escritor, y Miguel Ángel García García, investigador. A ellos, gracias.

En cuanto esté ultimada la obra, la presentaré para su publicación y posible exposición, si se aprueba la propuesta y hay dineros para ello.

Se dará noticia de todo.


martes, 19 de abril de 2011

Blanco y Sepia


He aquí un proyecto a madurar poco a poco. Blanco y sepia es un paseo visual entre aquellos edificios que cuando yo era pequeño, la gente simplemente llamaba "casas viejas", y ahora empiezan a ser considerados preciosos exponentes de un perdido Valladolid romántico.

                      

Un servidor ha tenido la posibilidad de verlos cruzar la niebla del tiempo, en muchas, muchas fotos en blanco y sepia. De verlos cruzar, inamovibles, lustros y décadas, mientras nuestros abuelos pululaban en la grisalla sin afectarlos, en mañanas de desfiles, domingos de barquilleros y lluvias de septiembre..,

                      

Quiero darles la importancia que merecen, que veo que la gente sigue paseando más pendiente del trafico y los escaparates que de disfrutar Valladolid. Una vez más, los árboles no nos dejan ver el bosque.

                     

Arquitecturas art deco, modernistas, pérgolas, jardines, alardes fabriles, elegantes comercios y galerías... Espacios de una sociedad remilgada, elegante, industrial, de la que aún percibimos ecos.



Casas de ostentosas fachadas a lo parisién con las iniciales en el portal, con continuación en graníticos mausoleos en el cementerio del Carmen. Familias so el patriarcado de un Don Fulano que regía con igual rigidez al primogénito heredero, a la entregada señora e hijas, casaderas o para monjas, hijos soldaditos pero de carrera, chachas con puntillas y ganapanes con mahón y visera que se pasaban la vida entera en su negocio, comían en la trastienda y echaban la cabezadita debajo del mostrador.



Esos mismos que vemos en las fotos blanco y sepia, con mostachos y miriñaques o con carros de mano y delantales, son los que hicieron Valladolid como es, para bién o para mal. Son los que a fuerza de trabajo en tiempos difíciles, tallaron el lado romántico del paisaje de nuestra ciudad.





lunes, 18 de abril de 2011

Qvestio. La pasión de Valladolid.



Como cualquier otro aficionado a nuestra historia, también he querido aportar algo en forma de  imágenes a la divulgación de nuestra Semana Santa. 

¿Que es Qvestio? 

Las Qvestiones en la retorica latina significan Pasajes patéticos. 
Como Paisajes con Alma es la obra que ye he terminado, me pareció bien el nombre. 
De Paisajes. De paisajes de Pasión: 
Passvs significa paso: sufrimiento. Qvestio: un pasaje patético. 
Pasaje, escena  de una en una, como son los pasos.

Qvestio quiere recordar cómo la vida da vueltas, machacona y a lo mismo. Ciclos y personajes, historias y vidas que parecen únicas que se repiten a cientos y a miles. 
Igual aquí: vuelven los actores atrapados en tiempo y en madera, al morir el invierno y al resucitar la luz. 

A la llamada, convocados como espíritus (yo y mis fantasmas) que parece que no se sabe de dónde salen.



Actores necesarios en nuestra identidad, como los soportales o el Campo Grande.

Vallisoletanos y ciudadanos. Rotos y arreglados, como la gente. Viejos y ajados. Bonitos de lejos rodeados de flores y luces. Como la gente, que rodeamos la existencia de distracciones y engaños.

En fin... Qvestio es una reflexión sobre las seis (sí, seis) primeras penitenciales vallisoletanas. Los orígenes. Sobre nuestra antigua Semana Santa. Intensa. Casi tétrica.
Se centra en los actores de carne, pero también en los que desde las plataformas de los pasos interactúan con el público. Sin olvidar a los sayones. Vestían como la gente de entonces, gesticulaban y miraban a los ojos del espectador. Vivían y viven.
También se muestran  personajes sagrados por su especial magnetismo, pero sobre todo los que hablan con la gente. Muchos siempre están en las celestiales Batuecas.

Qvestio es, en fin, una recreación de gentes de carne y madera que formaron las viejas penitenciales y su entorno de entonces, y que aun vuelven a cobrar vida en la calle cada primavera, desde hace cuatrocientas primaveras, saliendo de las penumbras y brumas de las iglesias y de la intemporalidad de los museos. Encajando en la gente para las que fueron creadas y contando de nuevo su historia.
Su historia.
No vale el mensaje interpretándolo como "Qvestiones". Cuenta el directo y llano de las propias tallas con malos y buenos entendibles para aquellas gentes del Diecisiete, aterrorizadas con los mil males del Averno, cuando aquellos benditos pobres tatarabuelos nuestros tenían el cielo ganado.
Cuenta la historia en sí, la que tenemos que saber oír como la oían entonces. Escucharles contar en su castellano antiguo esa antigua historia. Por eso la gente las ve pasar en ese silencio secular.
No ha cambiado tanto.
Ni siquiera el silencio se ha perdido, ni verlos desfilar a la luz de las llamas.     
                                                                                      
Los que me conocen  saben que me tomo mi tiempo. Por eso y porque me escondo de prisas y jaleos me llaman fray Juanín.  No tenga prisa el interesado, que tardará un poco. Y más con la  crisis, que no contempla dineros  para cultura. 

Si los hados son propicios, saldrá sponsor o mecenas.

Se comunicará al lector oportunamente.

jueves, 14 de abril de 2011

La Buena Moza.



Aunque han pasado meses de la presentación de la novela "La buena Moza", de mi buen amigo Miguel Ángel Galguera, es ahora cuando comienzo este Blog, y aunque tarde,  debo dejar reseña.Y más porque algo tengo de mi mano en el libro, pues diseñé sus tapas ilustrando su portada con una de las recreaciones de mi trabajo "Paisajes con Alma", aun inédito: el derrribo de la torre por la que sentimos una pequeña pasión compartida.

El evento, amenizado por las añoranzas de Celso Almunia, fue recogido por los medios locales.

Así escribió Europa Press: 

El autor asturiano afincado en Valladolid Miguel Ángel Galguera rinde homenaje a Valladolid en su última novela, 'La Buena Moza', que aúna historia y viajes en el siglo XIX y que se presentó  en el Museo Patio Herreriano de la ciudad.

 'La Buena Moza' es el nombre con el que se conoce la torre de la catedral de Valladolid caída el 31 de mayo, Lunes de Pentecostés, además de co-protagonista de esta historia, en la que comparte reparto con Francisco González, preso gallego condenado por homicidio que se ofreció para concluir su derrumbe.

Galguera reconoció, en declaraciones a Europa Press, que acude a la caída de la torre de la catedral, el destino de los campaneros que residían en ella --Juan Martínez no llegó a caer pero su esposa Valeriana tuvo que ser rescatada de entre los escombros 30 horas después de los hechos-- y la figura de González para crear una historia en la que entrecruza la realidad con la ficción de la vida del reo gallego.

Desaparecido hasta de los propios archivos de la catedral, González se erige en protagonista de la novela, segunda de la 'Trilogía del Amargor' --la primera fue 'Los Locos de la Costanilla' y la tercera, sin publicar pero ya escrita es 'El Motín del Pan'--, y su participación en el derrumbe total de la torre a cambio de la libertad.

Condenado por homicidio, Galguera se acerca a este personaje y recrea su vida desde los 16 años, cuando salió de su casa de Orense, hasta el momento en que llega a Valladolid y, "muy desesperado", se ofrece para realizar una obra que concluyó el 2 de enero de 1842.

Sus andanzas, su aprendizaje, las personas con las que se cruza en el camino y su destino final en Valladolid conforman la historia de González, protagonista de una obra a caballo entre la historia y el libro de viajes y que, como su autor reconoce, es un libro que "contiene otros libros".

La obra constituye también un homenaje a Valladolid, ciudad en la que reside desde 1974 y que permite conocer la ciudad "que no se ve", la ciudad redonda que aparece en los antiguos mapas y que esconde al Esgueva bajo los adoquines.

A ver si de un último empujón concluye la trilogía con el "Motín del Pan"y damos oportuna noticia.


miércoles, 13 de abril de 2011

Plenilunio de Primavera




Se celebra en estas fechas en Roma la exposición Plenilunio de Primavera, de la que he tenido el privilegio de ser escogido para aportar algunas fotografías. Todos los datos concernientes al evento los encontraréis en http://www.religiosidadpopular-semanasanta.com/.

Se trata de una valiente iniciativa de José Luis Alonso Ponga y Pilar Panero García para exportar nuestra Semana Santa, la de Valladolid y Rioseco que son casi una, sabiendo gestionar y obtener el apoyo y la ilusión de muchas importantes instituciones.

De ellas han conseguido poner como escenario de la muestra nada menos que a la Ciudad Eterna, pensando en un futuro en Portugal, Méjico y Nápoles. Y mayor mérito ha sido conseguirlo haciendo que todos los que colaboramos, embajadores,  alcaldes, organizadores, ponentes y fotógrafos, lo hagamos de forma totalmente desinteresada.

Dos iniciativas extraordinariamente plausibles: internacionalizar de veras una de nuestras mayores herencias vivas, y hacerlo no sólo como una celebración religiosa, sino como un acontecimiento cultural impresionante. Da gusto ver que todavía puede haber un catalizador que mueva instituciones y las ponga a trabajar, y da pena ver que las que lo deberían hacer estén totalmente dormidas.

La exposición también ofrece una acertada comparación con la Semana Santa de Nocera Terinese, localidad calabresa de una Italia encasillada como profunda, que conserva rasgos  tan peculiares y, porque no, tan "españoles" de la época en que Nápoles y la Sicilia pertenecían a una España que irradiaba esa fe casi integrista de los reinados de los primeros Felipes, y que quizá dejaron poso en aquella religiosidad a la vez moralista y pasional que aún identifica el sur del país.

martes, 12 de abril de 2011

Aquel dibujante.


Pues sí. Son míos los famosos dibujos de aquellas láminas con las diecinueve cofradías que tantas vueltas han dado. Aquellas témperas estuvieron pensadas para hacerse sobre pergamino, por eso imitan un poco los grabados decimonónicos, aunque al final se hicieron en papel vulgar.

Y digo que son míos, porque todavía hay quien me lo pregunta, y porque en las lámimas no aparece el nombre del autor por ningún lado, al que ni siquiera invitaron a la presentación de la obra. También comencé la tradición de elaborar las invitaciones al Pregón de Semana Santa en papel verjurado con dibujos a lapicero, que intercalamos mi amigo Miguel Ángel Soria y un servidor. A la derecha, el primero de la serie, el Atado a la Columna.

lunes, 11 de abril de 2011

Rincones con Fantasma.


Los Rincones con Fantasma fueron convocados a la luz en octubre de 2006, después de casi cuatro años de conjuros, noches de libros y grabados, sesiones de fotos con fríos y soles y golpes de ratón. Es una recopilación de edificios desaparecidos de Valladolid recreados por ordenador, y un anecdotario de las zonas donde se alzaron.

A sabiendas de que las introducciones de los libros las leen pocos, hago aquí explicación: No están todos los que son, sino sólo de los que no hay fotografías pero sí suficientes dibujos y datos. Tampoco son una fiel y categórica reproducción, ya que de muchos no se conservan todas las pistas, y por lo tanto no es un trabajo científico. Sólo un intento de ofrecer al público una versión lo más fiel posible de lo que nos mangaron los mangantes y nos tiraron los tirantes.

Tras dos exposiciones y un periplo por centros cívicos, mas alguna reimpresión, el libro se encuentra totalmente agotado y no hay de momento proyecto de una segunda edición. Existe una colección de 12 láminas que sólo se vendió en la exposición, de las que aun quedan algunos ejemplares (información en mi página, en las que os ofrezco algunas en la visualización. http://www.azulfoto.es/obrautor/obrautor.htm)

Cuando este autor parió esa obra, la acicaló y la puso, sola y desnudita, a la vista de todos. Luego corrió a esconderse bajo la mesa por lo que le pudiera caer. Siempre piensas que te ha salido gorda o dentona y alguien te va a mostrar el colmillo de la crítica. Pero resultó que mi niña era más lista y logró su pleno objetivo: ilusionó. Abrió debate y la gente volvió a sacar la foto de la abuelita Pucela del cajón del corazoncito. Eso debe seguir. Y aunque en la presentación del libro y exposición en la Casa de Revilla, aseguré que ésta ópera prima se iba a quedar en prima única, no lo he hecho: Va en marcha una pequeña segunda parte en forma de siete paisajes urbanos recuperados, siete "paisajes con alma", de los que hablaré en su momento.

martes, 5 de abril de 2011

Bienvenido, navegante.

Ocioso señor y desocupada señora:

Cuánto mejor ahora os estaría a vos tomar vuestro libro o vuestro rosario, y a vos vuestra rueca o devanadera, que poneros a gastar el tiempo en leer estas impertinencias y ociosidades de otro holgazán tan ocioso como vos...

No me debéis nada, nada os pido; ni por amor vuestro busqué estos pasatiempos, ni por amor a mí quiero que os metáis en esos cuidados... No disculpéis mis faltas ni encomiéis mi trabajo, si alguno me costara, no somos tan amigos que por haceros enseñar las encías, hubiera de quemarme las pestañas...

Una cosa acostumbran hacer los modernos cronistas, que es pedir a los lectores críticos enmienden sus faltas; yo os aviso que no os metáis en enmendar nada, porque yo soy discretísimo en extremo y todo va muy cortesano y muy bien escrito. Y si decís que no, yo digo que sí; y entre dos testimonios encontrados, más fe se debe dar a un cronista real, como yo, que a un curioso impertinente, como vos, que se pone a censurar estas ociosidades y mentiras...

Si de eso gustáis, amigos míos, decid lo que quisiéreis, que yo digo que mentís, y que sois unos grandísimos bellacos ociosos: y siendo desmentidos, quedáis por sospechosos, y si os dais por afrentados, idme a esperar al prado de la Magdalena.

Vale et iterum Vale.                                     
                                                                               Tomé Pinheiro da Veiga
                                                                               Introito a la Fastiginia, 1605.